Se ha acabado el Caminito 2015.
Salimos de un lugar mítico, mágico, imponente, Santiago, y llegamos a tocar el agua del Atlántico, a
ver su luz, su matiz, su olor. A buscarle sin verlo desde las lomas galegas...
Estoy seguro que a pesar de nuestras notas, nuestras imágenes, nuestras
grabaciones y nuestros comentarios vertidos en el blog, no hemos sido
capaces de hacer llegar la simpatía, la emoción, el cansancio, el pensamiento,
el hastío a veces, que hemos pasado estos días recorriendo el camino.
Como ya saben aquellos que lo
conocen, el camino, es mucho camino. He disfrutado como el resto de tramos el
camino de este año. Y como cada año, me quedaré dentro me, muchos momentos
vividos, muchos gestos de los compañeros, que, sin querer, demuestran qué
bonita que es la vida. Quiero agradecer a Richi, a María y a Javier, haberme
dejado compartir con ellos este trecho del camino. Un placer. Crecemos
constantemente en este mundo que nos ha tocado vivir. Pero qué bueno es hacerlo
con aquellos que aprecias y de quien puedes aprender! A sus pies!
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