jueves, 9 de abril de 2015

Etapa 4: Ascenso al Faro de Fisterra

En Fisterra, vivimos unos momentos inolvidables. Sólo llegar con el coche, me dirigí al albergue. Allí ya estaba en la puerta Javi esperando. Me acompañó a dejar la mochila y dentro estaba María descansando. Richi por su parte y tras alguna vuelta por el pueblo, se había marchado a ver la puesta de sol que según habían comentado los lugareños, era cosa digna de ver. Así que casi sin caer la mochila al suelo....ya estaba saliendo por la puerta!!. Hala! Desde las siete menos cuarto de pie, 30 kilómetros a ritmo de 5 km/hora, un autobus de tres horas y cuarto a Santiago, un viaje en coche de casi hora y media por carretera de Santiago a Fisterra, y ahora tres kilómetros andando de subida al Faro de Fisterra para ver la puesta de sol. Eso sí, con alegría!!. A la salida me acordé: "Osti, la bufanda del Sants!".
"Ya te la busco yo", me comenta Chuqui, y se va a buscarla. No se yo si hubiera vuelto por mis pasos, así que los del Infantil C del Sants ya sabéis que le debéis una caja de cervezas a Javier sin el cual no hubiera salido esta estupenda fotografía con la bufanda del Sants propieda de Angel Font al Faro del fin del mundo. Tras la subida de tres kilómetros a ritmo, llegamos al faro. Es uno de los momentos que guardaré con más emoción: tras más de 1.000 kilómetros a pie, veíamos el Atlántico desde un lugar mítico, azul, majestuoso, imponente!!. Rodeados de muchos caminantes y curiosos que esperaban el momento para contemplar un espectáculo de la naturaleza que es necesario vivir: la puesta de sol en Fisterra!!. Como el sol se oculta a su camita, como sin querer, como queriendo mostrarnos los matices de la vida, transformando poco a poco el horizonte azul
en un ténue y luego vivo naranja, mientras a nuestros pies el color del océano se convierte en mil tonos rugientes de alfombra viva: un lujo total para nuestros sentidos!. Buscamos posición, tras fotografiarnos con otro símbolo de la zona, la bota del peregrino, hecha de metal y bien fijada a una roca, y que es estampa contínua y símbolo de la llegada del peregrino tras su tenaz viaje. Gozamos como locos los tres (lástima no estuviera María) con aquella exposición. Richi se grabó un video fenomenal y luego comentaría en su entrada "Ya me puedo morir". No acabaría aquí nuestra aventura en el Faro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario